A un año de haber publicado nuestra última entrada, y con pocos comentarios, sigo con la idea de escribir en este sitio. Tal vez por la mera necedad, tal vez por las simples ganas de dar a conocer lo que hacemos, tal vez por simplemente exteriorizar las ideas y demás dudas que aparecen en el camino. Vaya que es un camino largo por recorrer.
A un año de haber realizado las primeras labores de reforestación con una concienzuda labor de conservación de suelos, lo primero que me viene a la mente con base en esta experiencia es que aquí en México nos hace falta mucho la cultura forestal. Vamos, que sembrar un árbol es como tener un hijo, al menos los primeros 3 años de vida. Claro que el sentido de la reforestación que hemos realizado es casi jardinería, no tanto una restauración natural. Restauración natural sería dejar competir un poco a las malezas del sitio por la luz y el agua, pero estamos apapachando en serio a nuestros arbolitos y vaya que estan respondiendo bien, además de que la vista que tenemos del cerro es muy evocadora. Parecen terrazas orientales. Nuevamente, hay que decir, que lo que más se necesita en estos casos es trabajarlo, trabajarlo, trabajarlo. Claro, que la recompensa que queda, el simple disfrutar el crecimiento vegetal, para mí es un placer inmenso.
Les dejo pues una imagen, para que hable más que estas menos de mil palabras. Espero ahora sí algo de visitas, algo de comentarios. Total, algo de suerte ha de tener este espacio cybernético y alguien habrá de visitarlo. Ojalá y sea alguien interesado en el tema, aunque en estos tiempos, es mucho pedir. Jajajaja.
martes, 27 de mayo de 2008
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