lunes, 13 de abril de 2009

EL PINTOR REY EN SU CASTILLO VERDE. Primera parte.



Una de las facetas más interesantes de la Permacultura es la integración de diversas disciplinas en pro de la realización de sus principios (éticos y de diseño). La Permacultura es por tanto una disciplina abierta, un archivo VIVO donde se integran conocimientos tradicionales y recientes, es la recuperación de lo mejor de dos mundos (el pasado y el presente) para cumplir con el propósito de crear ecosistemas humanos permanentes (o al menos sustentables).



En un intento por dar a conocer la permeabilidad de las fronteras de esta disciplina, quiero mencionar un poco de la vida de un artista sabio que vivió sus últimos días en Nueva Zelanda, aplicando la permacultura. Fue en esas islas donde aplicó más ideas de esta disciplina y fue a lo mejor sin saberlo, una de las personas que llevó la Permacultura a las artes, o las artes a la Permacultura. Su nombre era: Frederic Stowasser (Austria 1928, N. Zelanda 2000), mejor conocido como: Friedensrech Regentag Dunkelbunt Hundertwasser (algo así como Reinodeviernes Diadelluvia "Dunkelbunt" Milaguas) fue escultor, pintor, médico de la arquitectura y Permacultor... ¡como no!

Creador de una pintura ética y ecológica, como a mí me gusta definirla, su método artístico evolucionó desde una pintura en dónde reina el uso de colores llamativos, pasando por diferentes manifiestos ("Tú derecho a la ventana, tú deber con el árbol", "Las cinco pieles")  hasta involucrarse en la "remediación" o "intervención" de edificios para integrarlos en un paisaje donde prevaleciera la naturaleza. Creador de conceptos locos pero importantes como el "árbol inquilino" sus aportaciones para el sistema abierto de la Permacultura no han sido del todo estudiados. Por ejemplo: la idea del "árbol inquilino" parte de la importancia de establecer árboles ¡en dónde sea! pero en específico, adaptados a casas habitación, edificios, etc... lugares donde normalmente no existen debido a las urbanizaciones y la "encementación". Éste árbol proporciona oxígeno, depura el suelo y el agua y da compañía y verdor complementos no mesurables económicamente, pero sí espiritualmente. 

En esta imagen, se aprecia el amanecer (o atardecer) de un SPA de aguas termales en Austria, diseñado por F.H. 

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