domingo, 22 de febrero de 2009

Alternativas


En días pasados logramos finalmente construir nuestra primera "estufa" ahorradora de leña. Con el apoyo del Biol. Adalid Luna (quien conoce bien la fórmula mágica del amasijo y la proporción adecuada de ladrillos) pudimos transformar un fogón tradicional en algo más amable con el medio ambiente y con los seres humanos.

Alternativas similares deberían de desarrollarse en los demás campos de la vida cotidiana. Alternativas para el desperdicio que generamos día con día. Por cierto, nuevamente convoco a mi enorme público lector a que revise el boletín mensual de "Las Cañadas", donde hace un llamado a reducir nuestro desperdicio orgánico o más bien, reintegrarlo completamente al ciclo de nutrientes.

Para los que viven en la ciudad no resulta muy claro esto: hay un ciclo de nutrientes roto. Al jalarle a baño, se van por el drenaje porcentajes de minerales y elementos que en su momento venían del suelo (o bien de los fertilizantes químicos) que no se reintegran al suelo, sino que van a dar a los grandes vasos de drenaje, donde en alguna medida se reintegran al suelo (cuando se desborda el canal e irriga los campos cercanos) pero en su mayoría va al mar.

No somos ni siquiera parcialmente conscientes de lo poco sustentable que es nuestro modo de vida, para empezar, ni siquiera lo cuestionamos. Vivimos en la era del consumo y ya, vivimos en este tren y nos la pasamos bien o mal, ahi vamos. Damos por hecho un modelo económico (tambaleante, débil, pero funcional para muchos) y sus pautas, productos y procesos. Pocas veces sentimos la falta de integración en nuestras vidas, pocas veces extrañamos la sencillez.

Vale la pena detenernos en el término: si bien "sustentable" se usa como un anglicismo proveniente de "sustainable" y denomina a las actividades que no afectan el suministro de materias primas o no provocan demasiado presión sobre los recursos naturales, también se puede describir como algo "sustentable" o "sostenible" (como sería en un correcto uso castellanizado) porque tiene los argumentos que lo hacen válido: económicos, ambientales, financieros, sociales, etc...

En esa búsqueda de respuestas, el ser humano se ha quedado en un doloroso impasse al cual no cuestiona como debería. ¡Qué coraje da ver los presupuestos de miles de millones de pesos que asigna el gobierno federal al campo dilapidarse en elefantes blancos! ¡Qué coraje da leerse las Reglas de Operación de los programas (elaborados a la perfección, de acuerdo a la letra, el campo no debería de estar como está), solicitar apoyos, y recibir negativas por falta de presupuesto! ¡Y los subejercicios exhibidos por la Cámara de Diputados! ¡Y las ventaneadas de recursos entregados por compadrazgos!

Ojalá y este 2009 sea un año mejor para el campo, para el desarrollo de tecnología adecuada, para la aplicación del conocimiento, para salir de este oscurantismo al cual nos está llevando la iglesia, la depresión económica y la falta de empleos.

Prendamos una veladora.

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